Con Coco, su nueva película, Pixar Animation Studios tiene por objetivo hacer que los muertos vuelvan a la vida de una manera brillante y digna. La película está ambientada en el Día de Muertos, la festividad mexicana en la que las familias se reúnen para honrar a sus ancestros, les construyen altares y decoran sus tumbas.
Coco (que se estrenará el 27 de octubre en Latinoamérica) es protagonizada por un niño llamado Miguel (con la voz de Anthony Gonzalez), un aspirante a músico cuyas aventuras lo llevan a la tierra de los muertos, una imponente metrópolis donde viven los seres queridos que ya se fueron. En su investigación, los cineastas de Pixar viajaron a México y acompañaron a las familias para observar cómo rendían tributo a sus antepasados. Los hitos de sus tradiciones (como los caminos de flores y la luz de las velas) están integrados en el lenguaje visual de la película. El director Lee Unkrich (Toy Story 3) y el diseñador de producción Harley Jessup explican cómo lo hicieron y para ello utilizan tres de las locaciones.
Entrando a la tierra de los muertos
Miguel camina por un lecho de flores brillantes que lo lleva a la tierra de los muertos. En sus visitas a México durante el Día de Muertos, los cineastas vieron caminos hechos con pétalos de cempasúchil que iban de los cementerios a las casas, un camino simbólico que ayuda a guiar a los muertos. “Nuestro departamento encargado de la trama retomó la idea y conectó literalmente ambos mundos con el puente de cempasúchil; intentamos hacer que fuese tan espectacular como fuera posible”, dijo Jessup.
La apariencia de lugar está inspirada en Guanajuato, una antigua ciudad platera adornada con edificios brillantes que forman un despliegue arquitectónico vertical.
Los cineastas lo transformaron en un diseño fantástico con conjuntos de torres de más de un kilómetro de altura. Puesto que la población de esta tierra crece cada día conforme llegan los nuevos muertos, continuamente se añaden pisos a las torres y estas se elevan hacia el cielo. Sin embargo, Jessup enfatizó que los animadores siempre respetaron el origen del diseño. “Queríamos hacer que la tierra de los muertos pareciera auténtica y que de verdad estuviera conectada con la cultura mexicana en vez de que fuera algo imaginado al azar”, comentó.
Celebrando la vida con luces
En una primera secuencia en el pueblo mexicano imaginario de Santa Cecilia, Miguel camina a través de un cementerio. Su diseño es una amalgama de panteones que los cineastas visitaron en los estados de Oaxaca y Michoacán. “Estos cementerios simplemente son hermosos”, dijo Unkrich. “Es como un mar interminable de velas, y las flores de cempasúchil están por todas partes. Eso crea un hermoso brillo dorado”. A medida que las familias preparaban las tumbas de sus seres queridos, algunos tocaban música tenue y otros pasaban la noche en sus parcelas. Los cineastas querían capturar esto a una escala que fuera grandiosa e íntima al mismo tiempo.
En el cementerio, Miguel visita la tumba de su fuente de inspiración, el músico superfamoso Ernesto de la Cruz. El impactante mausoleo de Ernesto, que hace lucir pequeñas a las demás tumbas, está basado en los monumentos que se construyeron para recordar a iconos del espectáculo mexicano como Pedro Infante y Jorge Negrete.
“Intentamos hacer algo que estuviera incluso más allá de esas dos referencias”, dijo Unkrich, “porque estábamos creando un personaje ficticio que, se supone, fue la persona más famosa de México”.
La gran terminal del cempasúchil
Esta es la terminal desde donde se transportan los familiares muertos (que se representan como esqueletos mejorados) que viajan a la tierra de los vivos. Miguel va para allá en su viaje, y debe pasar por ahí para llegar a la tierra de los vivos. Los animadores observaron cómo lucen y funcionan realmente el sistema de tránsito y los edificios de Ciudad de México. Se supone que los tranvías, por ejemplo, son como los que se usaron alguna vez en esa ciudad. El trabajo en acero y los soportes del Palacio Postal (de 1907), ubicado en el centro histórico de Ciudad de México, también inspiraron a los animadores. Además, estudiaron el Gran Hotel cercano, que tiene un colorido vitral en el techo. “Lo que también nos gustó es que literalmente es esquelético”, dijo Jessup acerca del edificio, “así que pudimos incluir muchas decoraciones de esqueletos en las bases de los pilares y los vitrales”.
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